¿Acaso nuestras creencias, nuestra religión, el lugar en donde vivimos, lo que nos gusta comer, nuestros estudios, nuestro trabajo, nuestra pareja (o soltería) y hasta nuestra identidad son consecuencia de una decisión propia y consciente; o se ha tratado de una serie de decisiones impuestas?
Esa relación tóxica a la que llamamos trabajo (Parte 1)
Últimamente por cuestiones circunstanciales, contextuales; así como también por decisiones conscientes y apremiantes, me vi en la posición de revalorizar mi concepto del trabajo y de mi vida laboral en general. Supongo que todos nos preguntamos tarde o temprano, y seguro más de una vez en la vida, si eso que hacemos lo haremos el resto de nuestros días, si somos buenos en lo que hacemos, si trabajamos para vivir, si vivimos para trabajar, si vale la pena lo que hacemos contra lo que recibimos en términos monetarios, de beneficios, de tranquilidad, de realización profesional y personal. ¿El trabajo nos dignifica o nos hace autómatas miserables? ¿El trabajo lo sufrimos o por el contrario #amomitrabajo?
Alcanzando la inmortalidad alternativa
Uno de los temas que más ha obsesionado al ser humano es el de la inmortalidad. Por más ambicioso que este tema nos parezca, los avances científicos y médicos han hecho que la longevidad del ser humano cada vez sea mayor, sin embargo, el tema de este texto no es en el terreno de la medicina o biología, sino en el campo audiovisual, donde en cierta forma se están dando grandes pasos para encontrar el “santo grial”.
Con los pelos de la burra en la mano.
Abrir tu despacho, agencia o emplearte en una, es el único camino para no morirte de hambre, ¿o no?
¿Te has preguntado por qué trabajando como «creativo» no te respeta ni tu perro?
Parecería que en algunos campos nos encanta cumplir con el estereotipo por considerarlo "cool", pero ¿esto podría significar un obstáculo? ¿Valdría la pena dejar las estupideces y priorizar sobre cómo nos ven? ¿En realidad esto importa?