Una de las cosas que mi novia y yo habíamos planeado al mudarnos a Barcelona era visitar otras ciudades de Europa y París era visita obligada; sobretodo porque "Viajes Esteya", la guía parisina del tercermundista impresionable, nos había invitado a visitarla en tan idílico y aspiracional lugar. Lo que en un primer intento había resultado imposible a causa de una nevada destructora de sueños y saboteadora de planes, por fin pudo lograrse. Fuimos a París, y si me lo permiten les quiero compartir por qué para mí en esta fugaz e ignorante experiencia, a esta ciudad no queda más que odiarla.
Mainstream tú, mainstream yo, mainstream tu madre.
Tenía la absurda intención de hacer una reseña del libro "Cultura Mainstream" de Frédéric Martell, pero no tengo la capacidad intelectual, además lo que el mundo menos necesita son reseñas hechas por gente que basa su dieta nocturna en palomitas y papas fritas con limón. Por lo tanto decidí algo más intrascendente, imprudente y carente de toda contribución para el mundo, malescribir este texto de escusado.
Con los pelos de la burra en la mano.
Abrir tu despacho, agencia o emplearte en una, es el único camino para no morirte de hambre, ¿o no?
¿Te has preguntado por qué trabajando como «creativo» no te respeta ni tu perro?
Parecería que en algunos campos nos encanta cumplir con el estereotipo por considerarlo "cool", pero ¿esto podría significar un obstáculo? ¿Valdría la pena dejar las estupideces y priorizar sobre cómo nos ven? ¿En realidad esto importa?